PIERCINGS EN BOCA Y LENGUA, Y SALUD BUCODENTAL

Los piercings en la boca, al igual que los piercings en otras partes del cuerpo y los tatuajes,  llevan muchos años formando parte de nuestra cultura. En los países occidentales, los piercings orales son de las perforaciones corporales más populares desde hace años, e incluso su uso ha aumentado entre los más jóvenes.

Lo cierto es que cualquier tipo de piercing, en cualquier parte del cuerpo, supone cierto riesgo, ya sea por el dolor que ocasiona, la posibilidad de que el cuerpo lo rechace, el alto riesgo de infecciones y sangrado, etc.

La mayoría de las personas que se deciden por un piercing oral, no valoran los riesgos ni consultan con su dentista antes de realizarlo, algo realmente peligroso, ya que no todo el mundo tiene una condición bucal ideal para poder llevar piercing en su boca.

Como su propio nombre indica, los piercings orales son perforaciones que se realizan en las estructuras orales, ya sean la lengua, los labios, las mejillas, los frenillos e incluso los propios dientes y hasta la úvula o campanilla. Dependiendo de la colocación del piercing, éste tendrá unas consecuencias u otras, aumentando los riesgos si la joya decorativa se encuentra en contacto con zonas sensibles.

Tipos de piercings en la boca

Los piercings pueden colocarse en diversas zonas de la cavidad oral, pero las partes más frecuentemente perforadas son:

 

Lengua

Sin duda, uno de los piercings más populares que parece no pasar de moda. Dentro de los piercings en la lengua encontramos distintos tipos y formas de perforarla, siendo el más común el piercing Rim, tradicional o central, es decir, el que atraviesa la lengua completa en vertical y, normalmente, en el centro. Por otro lado, queremos destacar que el piercing más peligroso es el horizontal que atraviesa la lengua de lado a lado, lo que puede dañar nervios o venas de manera irremediable

Las consecuencias más comunes son:

Dolor durante la realización del agujero en la lengua para colocar el piercing.

Dolor, inflamación y entumecimiento de la lengua. Suele aparecer pocas horas después de la colocación del piercing, y es posible que dure varias semanas.

Pérdida del sentido del gusto. Si se toca algún nervio presente en la lengua puede provocar la pérdida del sentido del gusto o la dificultad de movilidad de la zona.

Bacteriemia. Se trata de una infección que llega a la sangre, pudiendo ser muy peligrosa. Si aparece fiebre, visitar al médico cuanto antes es primordial.

Reacciones alérgicas al material del pendiente.

Pasadas dos semanas de la colocación del piercing, se pueden sufrir las siguientes complicaciones:

  • 1. Interferencia en el funcionamiento de los niveles de segregación de saliva.
  • 2. Posibles problemas en la masticación y en la deglución.
  • 3. Halitosis al aumentar la acumulación de placa bacteriana en la lengua.
  • 4. Mayor predisposición a la aparición de caries.

Labios

Aunque se puede perforar cualquier parte del perímetro labial, actualmente, los más comunes son los conocidos como Labret y Medusa. El primero atraviesa en horizontal la parte inmediatamente debajo del labio inferior, asomando solo una perforación. El Medusa, en cambio, se realiza en el centro del surco nasolabial (arco de Cupido).

Las consecuencias más comunes son:

Traumatismos dentales. Si finalmente tomas la decisión de hacerte un pendiente, probablemente te sorprenderás jugando con él de manera inconsciente. Es precisamente el golpeteo del piercing con los dientes el que puede afectar a la estabilidad y sensibilidad de las piezas.

Estas consecuencias pueden oscilar entre unas pequeñas fisuras en el esmalte y fracturas que tengan una mayor importancia.

Recesión de encías. El roce continuo del pendiente con las encías provoca su irritación y enrojecimientoTanto es así, que la retracción gingival es un signo frecuente de las personas que tienen un piercing en el labio.

Además de las consecuencias estéticas, esta recesión puede suponer sensibilidad dental y una mayor predisposición a padecer caries en la zona afectada.

Maloclusiones o movimientos dentales. Tener un cuerpo extraño en la boca altera las fuerzas de la lengua y los movimientos de la boca en general. Además, las presiones de la joya contra los dientes puede llegar a modificar sus posiciones.

Infección y enfermedades por transmisión sanguínea. Mantener una higiene rigurosa tras realizar la perforación es fundamental para evitar que se infecte. Dado que la boca es un entorno húmedo y repleto de bacterias, es más vulnerable a infecciones.

Frenillos

Algo menos frecuentes son los piercings en los frenillos orales. También conocidos como piercing smiley, es decir, el que conecta el labio superior con la encía y el lingual, que une la lengua al suelo de la boca.

Cabría tener en cuenta que en  algunos casos, tienen un frenillo del labio superior poco pronunciado y, por tanto, no se puede perforar o incluso es especialmente estrecho, lo que dificultaría mucho la inserción de la joya. No es un piercing que pueda llevar cualquier persona.

El riesgo más frecuente es la infección y/o inflamación de la zona, o la posible erosión del esmalte de los incisivos.

También son dientes con más tendencia a la fractura o fisura por los constantes «golpecitos» con el pendiente.

Mejillas

Estos piercings no son tan populares, pues son muy llamativos, ya que son perforaciones que se realizan donde están o podrían estar los hoyuelos de la sonrisa. Aunque el piercing es externo, la perforación alcanza la mucosa yugal.

Se podría decir que son los que conllevan más riesgo por su cercanía con la glándula parótida y porque según en que tipo de rostro puede intervenir en la masticación.

Dientes

No se trata de un piercing como tal, ya que no perfora el diente, pero consiste en colocar un brillante en la superficie del diente mediante una técnica de adhesión, con el tiempo habrá que sustituirlo por uno nuevo o retirarlo . Se podría decir que es el más inocuo de todos.

Recomendaciones a nivel general

Los piercings orales no son santo de nuestra devoción, por la cantidad de complicaciones que presentan, pero somos conscientes de la gran tasa de población a la que le gusta y los usa. Por tanto, nuestras recomendaciones son, sobre todo, preventivas. ¡No las olvides!

Mantén una higiene muy rigurosa: haz uso de enjuagues antisépticos y lávate las manos antes de tocar el piercing.

Durante los primeros días, evita fumar y tomar bebidas alcohólicas, pues su consumo dificulta notablemente la cicatrización de la herida.

Si practicas algún deporte de contacto, y una vez que ha cicatrizado, debes retirarte el piercing de la boca o usar protectores bucales.

En caso de que notes algún indicio de infección, acude a un profesional, para que valore si debes retirar o no el pendiente de manera definitiva.