¿SE PUEDE PREVENIR LA CARIES INFANTIL?

La caries dental es una de las enfermedades crónicas de mayor prevalencia en el mundo y es considerada como un problema de salud pública que afecta millones de personas.

Tiene alto riesgo en niños pequeños, debido a los malos hábitos alimenticios; no es exclusivo del uso prolongado del biberón, ni de la lactancia materna. Esta patología se debe a la interacción entre bacterias productoras de ácidos y la presencia de carbohidratos fermentables, así como otros factores propios, que incluyen la calidad del esmalte del diente y la saliva.

Generalmente es una patología que se puede prevenir, por lo cual, los padres han de conocer la importancia de la enfermedad, pues no afecta únicamente a los dientes, puede verse afectada la masticación, la deglución, la fonación etc.

La boca no es un entidad aislada; no tenerla sana puede causar problemas en las vías respiratorias, nutricionales, cognitivas e incluso psicológicos, así como repercusión en el crecimiento y desarrollo de los maxilares y de la oclusión dental.

Debe tener la importancia de un problema de salud pública, por lo que se debe hacer énfasis en programas de prevención, a base de higiene dental desde el nacimiento del primer diente; asesorar nutricionalmente; haciendo especial hincapié en una dieta libre de azucares, obtener el azúcar solo de alimentos en los que esté naturalmente presente, como puede ser la leche o la fruta; intentar siempre que la bebida de elección sea el agua, dejando a un lado batidos preparados y zumos de fruta envasados.

Los padres deben de responsabilizarse de la higiene bucal de los niños, ya que es frecuente que pacientes con caries en la infancia que necesitaron tratamiento, tengan caries 2 años despues.

Sería ideal que desde el nacimiento se realizaran consultas periódicas con el  odontopediatra, para descartar la necesidad de frenectomía (en casos de frenillo cortos que impiden la correcta deglución), presencia de candidiasis oral (hongos), etc.

También se recomienda el uso de barnices de flúor en las visitas a la consulta dental, algo que también es de suma importancia para poder protegerlos de las caries, reducirlas o evitar que empeoren. Se utiliza en odontología desde hace mucho tiempo, y ha demostrado ser muy eficaz .

El barniz de flúor se aplica con un pequeño pincel sobre la superficie y lados de cada diente; es pegajoso, pero en 1 minuto aproximadamente, cuando entra en contacto con la saliva,  endurece rápidamente; se puede hacer de 2 a 4 veces al año. El número de tratamientos depende de la probabilidad que tenga el niño de sufrir de caries.

También habrá que comprobar que la pasta dental contenga más de 1000 partes por millón de flúor (1000ppm), que el niño (o los padres, dependiendo de la edad, ayuden) a inculcar el habito del cepillado dental 3 veces al día, durante al menos 2 minutos y el hilo/arco dental  1 vez al día, para así poder retirar los restos que quedan entre un diente y otro. También existen fórmulas de prevención, como pueden ser los colutorios, que podemos usar al terminar la higiene oral completa.

Debemos tener en cuenta que el colutorio no debe tener alcohol, ni superar la cantidad de flúor recomendada para un niño. Para los enjuagues de uso diario, la concentración de flúor recomendada sería de un 0,05%, y para los de uso semanal, de un 0,2%.

Concluimos que, si desde pequeños influenciamos a los niños en el cuidado de su boca, contribuiremos, en gran medida, a que en su edad adulta, gocen de buena salud general.